UN GUIÑO






Yo no soy de los que guiñan el ojo.

Es de personas con magia sobrenatural; espontánea, sincronizada, estratégica y valiente.
Supongo que les invade algo en el cuerpo, un viento que une sus párpados,
una hoja que toca su pupila o una luz que entra directo a la retina
justo cuando lo necesitan, en el momento exacto, con toda la intensión
de dirigirlo a la persona indicada.

Yo no tengo ese tipo de trato con la naturaleza.

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