El riesgo es mío, no puedo evitar sentir que me arruinas
cada vez que observas lo que hago, me retas para que me ponga nervioso
y olvide algo en algún lugar, alguna sombra, alguna expresión o criticas mis blancos forzados.
Todo aquí grita ¡sabotaje!, los personajes se esconden, las líneas se pierden
y los márgenes se expanden para impedir que observes bien.
Pero yo fallo y fallo y fallo, en ocasiones a propósito,
pero sólo para que no extrañes mis errores.